Aquella tarde, como era habitual, los bancos
robaban impunemente mientras el sol se ponía y los niños no tenían qué cenar.
Con tanto impuesto, la pensión no contributiva de la abuela no llegaba para ayudar
a todos sus hijos en paro ni a sus nietos que ya comían en el comedor de Cáritas
hacía tiempo. Mientras tanto, los ricos cada vez tenían más dinero y nos miraban
con desprecio, como si sus ojos no pudiesen soportar la visión del sufrimiento ajeno.
Apuntaba la primera estrella de la noche y en el camino se perdían de vista los
derechos, lejanos ya en la distancia. En lontananza, pero ya muy lejos quedaban
los estudios gratuitos no obligatorios como infantil así como tantos otros servicios
públicos que eran ya cosa del pasado.
Muy lejanas quedaban ya la sanidad, la
investigación, la humanidad, la justicia y La DEMOCRACIA. Ni su brisa parecía
querer acompañarnos. ¿Cómo lograríamos recuperarla?. El profesor Krusman tenía un plan pero
el Imperio Financiero jamás le escucharía. De nada le bastaba tener un Nobel. ¡A
esa sinrazón se había llegado!. Demasiado tenía el Imperio con tapar las
estafas y agujeros de sus bancos mientras seguían robando más y más a las
clases media y baja.
Entonces ocurrió lo natural, cada cuál reconoce
a sus iguales y así fue como el LIBOR y el EURIBOR se unieron al Imperio dispuestos
a fortalecer el ‘robo armado’. Con la patente de corso recién concedida y la
experiencia en robo limpio conseguirían enviar a más gente a la pobreza (ese
era su malévolo plan).
¿Cómo lograríamos recuperar la DEMOCRACIA
perdida?. Los medios de comunicación estaban junto al Imperio así es que Krusman
y Stigliz refundaron ‘La Pirenaica’. Cada noche se retransmitían las noticias
verdaderas sin los filtros que añadía la información sesgada del Imperio. Se
buscaba la información en el extranjero ya que aquí sólo se contaban mentiras. Cada
noche debían cambiar de lugar de retransmisión porque el Sistema financiero y
la Troika les pisaban los talones mientras la prima de Riesgo amenazaba con explotar
dejando tras de sí un enorme agujero negro que nos engulliría a todos. Todo
aquello conocido, lo más amado, la pura humanidad estaban a punto de converger
en la NADA tras una brutal implosión gravitacional.
Antes de que esto ocurriera llegó el rescate y
suspiramos aliviados pero ¡hay cuando vimos que el reparto era sólo para
BANCOS! ¡y nosotros cansados de caminar, en busca de la JUSTICIA y la DEMOCRACIA
perdidas, sin nada que llevarnos a la boca hacía días!.
Pero algo en el ambiente, tras el #19J, hacía
presagiar un cambio. Las personas se habían unido. Habían despertado de un gran
letargo y comprendían que todo cuanto hasta ahora había sido válido ya no lo
era. Las reglas del juego habían cambiado. El entorno gubernamental era digno
de un buen psicoanálisis de Sigmund Freud: se hacía justo lo contrario de lo que se había prometido hacer. Las leyes se hacían y deshacían a placer. Cada viernes era ‘el día del terror’,
el día que a golpe de Decreto Ley se instauraba la injusticia legal y menguaban
los derechos de las personas adquiridos en cientos de años. El pasado viernes
13 la gente ya no pudo más y tras aprobar los recortes la semana siguiente, reventó
en la calle. Si las leyes y el entorno habían cambiado, las PERSONAS deberían
cambiar también. La solidaridad y la empatía del sufrimiento común creaban un
NEXO de unión incorruptible: ¡estas eran sus armas: la honradez y la necesidad
de derrotar al Imperio Financiero de los Ricos para poder sobrevivir!.
¡Había otras opciones y el Pueblo Unido lucharía
por su propia vida y el futuro de sus hijos!. Había amanecido un nuevo día y el
Imperio, asustado por la reacción se dedicó a hablar de asuntos del pasado, como los GRAPO y de los JJ.OO. siempre tan socorridos. También ponían documentales mientras daban la
espalda a los ciudadanos desde que las vallas y la policía,
todavía fiel, separaran al gobierno mentiroso y corrupto, del ahogado pueblo en el parlamento.
FIN DE LA PRIMERA PARTE (¡CONTINUARÁ!).
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